A pesar de llevar muchos años observando lobos en diversos rincones de la cordillera Cantábrica, en ninguna otra ocasión hemos mantenido un contacto tan directo y emocional con una familia de lobos ibéricos.
La épica lucha de dos adultos por sacar adelante su camada por encima de todas las dificultades y cuando parecía ya imposible, consiguió que un grupo de personas nos implicásemos activamente en su protección, observando con satisfacción como los cachorros lograban sobrevivir en su mayoría hasta finales del invierno, sin ser por desgracia conscientes del trágico destino que les esperaría poco después.
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Paisaje de Riaño |
El territorio de este grupo familiar ocupa tres valles en la orilla sur del pantano de Riaño (León), dentro del Parque Regional de los Picos de Europa. El paisaje en este lugar esta dominado por la presencia de pastizales, matorral y bosques de robles, hayas y plantaciones de pino silvestre, en un sector con abundante presencia de corzo, jabalí y ciervo.
Durante varios años este grupo sobrevivió en estos parajes pasando relativamente desapercibido, a excepción de algunas observaciones nocturnas en la carretera y algunos rastros en veredas y collados. Esta familia lobuna fue observada ya en el año 2007 en varias ocasiones, contando al menos 6 animales adultos por aquel entonces, lo que delataba una buena estructura que aseguraba la completa funcionalidad de este grupo en aquel momento.
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Paisaje de Riaño |
Por desgracia, el territorio que ocupan estos animales sufre una intensa presión cinegética y en años sucesivos las bajas por este motivo se cebaron con estos lobos montanos, con abatimientos continuos en los valles de Pedrosa, Salio, Pando y Boca de Huergano, perdidas debilitaron seriamente el grupo familiar.
Ya en el año 2010, durante el mes de Julio, una joven loba fue abatida en las inmediaciones de Siero de la Reina por un funcionario de la Reserva de Caza, esta baja colocó a este grupo, ya muy disminuido, en una situación insostenible, con solo dos lobos adultos y seis cachorros en la lobera, instalada en un vallejo en las inmediaciones de una carretera comarcal.
Sin ser conscientes de este hecho, y durante un paseo matutino en los primeros días de Agosto, observo un animal correteando ansiosamente entre los pastos. Al principio pienso que es un zorro, pero al acercarme un poco más guiado por la curiosidad me cercioro de que es una pequeña loba de apenas dos meses se vida que no termina de atreverse a atravesar el arroyo para buscar cobijo en los brezales cercanos.
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Cachorro perdido |
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Cachorro perdido |
Dada la cercanía de la carretera y el tráfico de vehículos, me acerco y trato de obligarle a cruzar el río, con la esperanza de que simplemente se hubiera desorientado y la madre fuera capaz de encontrarlea al caer la noche. Tras cercarla contra un pequeño meandro del río, la agarro por el cuello y tras un intento de mordida, la libero al otro lado del arroyo. Al poco tiempo el cachorro se interna en unos cerrados piornales y la dejo tranquila con la esperanza de que la encuentren sus progenitores.
Con tristeza, a la mañana siguiente me entero de que la pequeña loba se adentró en un pueblo y fue atacada por un perro, causándole una factura en una pierna. Un vecino la recogió y la entregó a los agentes forestales que la trasladaron inmediatamente a un centro de recuperación donde lamentablemente terminó muriendo.
Días después, recibo la llamada de un buen amigo a primera hora de la mañana que me alerta de la presencia de más cachorros en unos prados de siega junto a la carretera y acudo apresuradamente al lugar, a media mañana y tras una prolongada espera observamos como un macho y una hembra adulta acuden a alimentar a los cachorros permaneciendo muy poco tiempo entre ellos y abandonándoles poco después de nuevo.
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Adulto alimentando a los cinco cachorros |
En días sucesivos continuando con las esperas observando repetidamente a los lobeznos y a sus dos progenitores sin detectar en momento alguno más individuos adultos en la zona.
Evidentemente la muerte de la joven loba obligó a los dos adultos restantes a centrar todos sus esfuerzos en intentar cazar lo suficiente como para sacar adelante los cinco cachorros supervivientes. El empeño contra la lógica de los padres por alimentar a los cachorros en tales circunstancias ponía en serio peligro su vida, llegando a entrar a cebarles en ocasiones a plena luz del día, a la vista de paseantes y conductores.
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Adulto entrando a cebar a los cachorros a plena luz del día. |
Los días fueron pasando y los cachorros iban creciendo, realizando ya algún movimiento de entidad tras los padres en sus cacerías matutinas lo que hizo crecer la esperanza en su futuro.
Sin embargo la presencia de los jóvenes lobos, se hacía cada vez más evidente, la ausencia de un adulto que les educase y les mantuviese en un sector seguro propició que los jóvenes lobos cada vez se mostrasen más audaces, presentando un comportamiento poco asustadizo.
Una mañana, tras la detección de la camada por varios ganaderos, cruzamos los prados y nos adentramos en los piornos con el objetivo de intentar asustar a los jóvenes cachorros, dejando algunas prendas y calcetines en el lugar con la esperanza de que los adultos trasladasen a los jóvenes a un rincón más solitario.
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Cachorro correteando a plena luz del día por prados de siega junto a la carretera |
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Lobezno deambulando a plena luz del día |
Sin embargo no lo conseguimos y en días posteriores el grupo seguiría con su alocada rutina diaria como si nada hubiese ocurrido.
Tras pensarlo bien, ante la imposibilidad de vigilarles todo el día y el peligro que padecían, decidimos avisar a algunos agentes ambientales que finalmente deciden visitarles periódicamente.
En semanas posteriores, la observación del pequeño grupo congregó a decenas de personas cada fin de semana, disfrutando de los juegos y correrías de los lobeznos durante muchas horas al día.
La presencia de ganado en el valle y de dos mastines, era una fuente más de preocupación que se acrecentó días después cuando tras diversas esperan no detectamos animal alguno en los alrededores.
Tras ese momento iniciamos una intensa labor de prospección tratando de localizar de nuevo a los pequeños, buscando excrementos o huellas recientes que nos permitieran encontrar a la manada.
Una tarde, caminando por una vereda en lo alto del bosque justo en la separación entre dos valles, nos sentamos en una roca que servía de atalaya y esperamos el anochecer. En un momento dado comenzamos a reclamar a los jóvenes y tras unos segundos estos contestaron al unísono, pero sorprendentemente en otro valle y no donde nos afanábamos en buscarles durante los últimos dias.
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Cachorros a los 9 meses |
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Cachorros a los 9 meses de edad. |
Al día siguiente, con evidente alegría acudimos a localizar a los jóvenes observando al anochecer la loba sentada en un hermoso prado al pié de un hayedo con 4 rollizos cachorros correteando a su alrededor. Al parecer, lo que no conseguimos nosotros con nuestros calcetines malolientes lo consiguieron los mastines del ganado que día tras día se afanaban en ladrar a los desaprensivos lobeznos cada vez que se dejaban ver.
Por desgracia, falta uno de los pequeños, pero la satisfacción por volver a verles es grande.
En aquel paraje, también expuesto pero menos frecuentado que el que ocupaban días atrás, los cachorros lograron sobrevivir hasta el invierno, alcanzando un tamaño similar al de sus progenitores pero presentando todavía un comportamiento poco cauto. Durante varias jornadas les vimos perseguir ciervos, jugar con tubex y corretear incansablemente por la zona, hasta que un día comenzaron a desplazarse con los dos adultos de forma habitual y se incorporaron de lleno a la partida de caza, siendo observados en semanas posteriores alimentándose en las cercanías de un pinar de repoblación de los alrededores.
Con el tiempo, y tras tantas vicisitudes, la alegría por la supervivencia de estos magníficos animales se torno en decepción.
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Cachorro abatido el pasado invierno |
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Cachorro abatido el pasado invierno |
En el mes de Febrero del 2011 dos cachorros son abatidos en las cercanías y otro animal más es herido aunque no cobrado. Un año después los dos jóvenes supervivientes son tiroteados muy cerca del lugar donde se criaron, uno de ellos resulta muerto.
No sabemos más de la hembra y el macho adulto y desde luego no llegaron a criar en la zona durante el pasado verano.
Esta historia de supervivencia y sacrificio hizo sin duda que valoráramos mucho más la presencia de este grupo familiar, la lucha extrema para sacar adelante su familia a pesar de las dificultades y la enorme facilidad que tiene el hombre para segar la vida de estos fascinantes animales sin remordimiento alguno.