Una visita de mis amigos escoceses Desmond Dugan, Chris Knights y Ronan Dugan a los Pirineos, fue excusa suficiente para escaparme unos días de la urbe y acercarme al pequeño pueblo leridano de Buseu, donde el biólogo catalán Jordi Canut posé un muladar con dos hides perfectamente habilitados para la fotografía de quebrantahuesos.
Buseu |
Buitres leonados |
Por desgracia, el empeoramiento de las condiciones meteorológicas no fueron muy propicias para la fotografía, pero sin embargo pudimos vivir momentos inolvidables durante la jornada que compartí con ellos en esta zona del pre-pirineo leridano.
El quebrantahuesos sin duda es el plato fuerte, pero no hemos de olvidar que en esta zona se encuentran presentes las cuatro especies de necrófagas europeas, y que a excepción del alimoche, de vuelta ya a sus cuarteles de invierno en África en la época en la que se realizó la visita, pudimos disfrutar del avistamiento de buitre negro y de leonado.
Así pues y cansados tras el largo viaje, nos dispusimos a descansar en Buseu, un bello pueblo abandonado y casi en ruinas donde Jordi ha rehabilitado un bonito caserón que sirve a la vez de alojamiento y de observatorio.
Buitres leonados |
Dos adultos en vuelo |
La jornada comenzó muy pronto, antes del amanecer ya estábamos desayunando y preparando el almuerzo en bolsas, ya que una vez que se entra en los escondites fotográficos no es posible la retirada hasta bien entrada la tarde. Es por ello que se hace necesario revisar correctamente el equipo, no olvidarse de baterías ni tarjetas y comprobar que todo funciona a la perfección, si no quieres pasarte un día observando aves sin poder disparar una foto.
La distancia entre el alojamiento y el muladar se salva en unos minutos, de esta manera con las primeras luces del alba entramos en los hides, Chris y yo en el mayor, situado en la parte más baja y Desmond en el superior.
Ronan esta vez decidió descansar y dedicarse a buscar treparriscos, especie que finalmente logró observar a media tarde en las cercanías del pueblo.
No nos había dado tiempo a estabilizar el trípode y fijar las cámaras cuando los buitres leonados ya estaban dando vueltas en círculos sobre nuestra cabezas. Unos minutos después, y sin previo aviso comenzaron a entrar uno tras otro al comedero, devorando ansiosamente la poca carne que ofrecían las patas de cordero. Poco a poco los leonados y algún que otro buitre negro abandonaron la zona mientras que en el horizonte comenzaban a distinguirse la silueta de los primeros quebrantahuesos.
Quebrantahuesos en vuelo |
Es increíble los cautos que son a la hora de entrar al comedero, lo normal ese día fue que hicieran diez o doce intentos de descenso antes de decidirse a pisar suelo, aunque una vez uno lo hacía ,los demás le seguían con más confianza.
Así disfrutamos de las primeras tomas aéreas de esta hermosas aves mientras conseguíamos cada vez más regularmente fotografiar ejemplares posados en el suelo, a una distancia media de 15m.
El día, en principio prometedor se fue tiñendo de gris, y ya de tarde se escapo alguna ligera llovizna, lo que contra pronóstico aumentó la actividad de los quebrantahuesos.
Subadulto y adulto |
Subadulto |
Por suerte no solo fueros los quebrantahuesos los que hicieron acto de presencia. Al fondo, entre los pinos aparecían y desaparecían un par de zorros, uno de ellos con síntomas de sarna que se atrevían a disputar a las carroñeras los últimos despojos que quedaban.
Lo que sucedió a continuación y ya por desgracia en medio de la borrasca, y una pobre calidad lumínica fue digno de una película de ciencia fiición.
En una de esas incursiones de los raposos y sin aviso previo un águila real realizó un picado entrando al muladar sobre nuestras cabezas e intentando capturar uno de los zorros. Fallado el intento se subió a la copa de un árbol y observó el entorno durante varios minutos.
Poco después la rapaz descendió al suelo y caminando pausadamente se quedó agazapada junto a unos brezos en medio de una vereda.
Persecución raposo |
La joven águila real permaneció de esta guisa más de una hora, hasta el punto que después de un rato nos olvidamos de su presencia y continuamos disfrutando de los quebrantahuesos.
Nos llevamos una sorpresa cuando tras tanto tiempo, uno de los zorros, el sarnoso, salió de unos matorrales junto a la real, ajeno totalmente a su presencia. Tras unos segundos de desconcierto, el cánido se percato de la presencia del ave a apenas un par de metros de distancia y busco apresuradamente un tronco de un pino para interponer entre ambos dos.
La escena posterior fue sumamente cómica cuando el águila real a peón rodeaba el pino en un sentido y el zorro recorría el mismo camino en sentido contrario. De nuevo esta escena se alargó durante varios minutos, hasta que por arte de magia otra real atacó a la primera y la expulsó del comedero, momento que el zorrete aprovechó para escabullirse entre la vegetación.
El momento del ataque fue perfectamente captado por la cámara de Chris, en una imagen absolutamente espectacular.
Águilas reales |
Joven real |
Ya con poca luz, el atacante bajó al suelo a alimentarse, manteniendo la distancia con los quebrantahuesos que preferían descender en las cercanías de un promontorio cercano.
Una cortina de aguanieve y una bajada súbita de la luz nos hicieron desistir y salimos del escondite tras diez horas de espera, que por suerte, se nos pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
Tras tantas emociones y una buena dosis de cansancio, Jordi nos esperaba en la casa con un arroz con conejo y unas botellas de vino. Las tertulia posterior junto a la chimenea, charlando sobre lo visto y sobre antiguas historias de urogallos y quebrantahuesos, fue tan increíble como la jornada fotográfica que disfrutamos en Buseu.
Iñaki Reyero
Summary
Lammergeier face to face in Pyrenees
A visit of my Scottish friends Desmond Dugan, Chris Kniths and Ronan Dugan to the Pyrenees, was the perfect excuse to me to travel to the small catalonian town of Buseu, where the biologist Jordi Canut has a feeder with two hides for the photography and observation of Lammergeiers. No doubt that the Lammergeier is the main reason to go there, but we should not forget that this is an area for the four European vultures and, with the exception of the Egyptian Vulture, that had already returned to its winter quarters in Africa at the time in which the visit was realised, we could enjoy with the presence of the Black Vulture and the Griffon Vulture.
Therefore, tired after the long trip, we get ready to rest in Buseu, a beautiful town almost in ruins where Jordi has rehabilitated a beautiful big house that serves simultaneously as lodging and bird observatory.
The next day began early, with all of us having breakfast early and preparing the lunch in bags, because once you enter the photographic hides it is not possible to retire until late afternoon. For that reason, it becomes necessary to review the equipment correctly, not to forget batteries nor cards and verify that everything works. The distance between the house and feeder is a half kilometer more or less. We made this way quickly to enter the hides at dawn. Desmond went into the highest and smallest hide and Chris and me were in the bigger one.
This time, Ronan decided to rest and expend the day in search of Wallcrepeers, emblematic bird that he finally got to see.
Meanwhile, we had had no time for stabilising the tripod and fix the cameras, when the griffons already were circling over our heads. Minutes later, they landed on the ground devouring anxiously the few meat that the lamb legs set as lure offered. In few minutes, Griffons and Black Vultures left the feeder and inmmediately we began to distinguish the silhouette of the first Lammergeier. Taking great care, it finally landed on the feeder. It seems usual for them to make ten or twelve attempts before landing on the ground, although once one bird decide to land, others follow it with more confidence. This display enabled us to take photographs of the birds in flight and then on the ground, at a medium distance of 15 m.
Although during the morning the weather was quite sunny, during the afternoon became cloudy, each time with less light available for photos. However, this change in the weather was unexpectedly followed by an increase activity of the Lammergeiers.
To this time, a pair of young foxes began to appear and disappear behin the feeder, between the pines, one of them with mange symptoms. In one of there appearances, and without previous warning, a young Golden Eagle entered to the feeder over our heads and tryed to catch one of the foxes, but failing the attempt it landed on the top of a tree to observe the surroundings during several minutes.
Later, the Golden Eagle descended to the ground and walked through the heathers to stop in the middle of a path, where it remained still for more than a hour. In fact, we even forgot its presence as we continued enjoying the Lammergeiers... before one of the foxes managed to appear again. This time the eagle chased the fox on the ground, walking aorund a tree the fox used as a defence... until, suddenly, another young Golden Eagle interrupted the scene attacking and displacing the first eagle, moment that the fox took to flee.
After so many emotions and very tired, we retired to the observatory house where Jordi was expecting us with a suculent dinner consisting on rice with rabbit and some wine. Later in the night, we ended the day chatting about what he had seen and on ancient stories of Capercaillies and Bearded Vultures next to the fireplace and this was as amazing as the photographic day we enjoyed in Buseu.
After so many emotions and very tired, we retired to the observatory house where Jordi was expecting us with a suculent dinner consisting on rice with rabbit and some wine. Later in the night, we ended the day chatting about what he had seen and on ancient stories of Capercaillies and Bearded Vultures next to the fireplace and this was as amazing as the photographic day we enjoyed in Buseu.
Tuvo que ser una curiosa escena la del águila real y el zorro.
ResponderEliminarUn saludo.